¿Reforma educativa o Reforma laboral?
TIEMPO VIVIDORodolfo Esparza Cárdenas
2013-01-13 • AL FRENTE
La reacción, del SNTE contra la iniciativa de Reforma Educativa del Presidente Peña Nieto, tiene elementos que, con cierta razón, causan desconcierto en la ciudadanía, y éste es alimentado por las declaraciones oficiales y oficiosas, las cuales dejan entrever o exponen abiertamente, la idea de que el magisterio estaría en contra de mejorar la educación mexicana. Acontece este fenómeno porque el hecho está descontextualizado del proceso iniciado poco después de la firma del TLC y demás acuerdos de incorporación de México a las políticas de la OCDE y demás organismos al servicio de la globalización e imperio de los grandes capitales del mundo.
Desde entonces, -y este fenómeno tiene claros ejemplos en los países europeos ya vencidos en la lucha de resistencia de los estudiantes y trabajadores; naciones que están en el torbellino de las crisis educativa, laboral y por supuesto económica, donde los gobiernos rescatan a los capitales privados a costa de sacrificar salarios, prestaciones sociales, condiciones de vida y de trabajo de la población-, se ha avanzado en el quebrantamiento de una condición excepcional, provocada por el corporativismo sindical, creado por los gobiernos de la post revolución mexicana. Entonces, para que los capitales extranjeros hicieran y deshicieran a sus anchas, era necesario, primero: someter o eliminar a los capitales nacionales y a las “empresas obsoletas”, (no competitivas fue y sigue siendo el término); luego: deshacer el poderío de los sindicatos. La corrupción fue la vía para ir eliminándolos del camino; una corrupción propiciada y alimentada desde las esferas del poder gubernamental. Así, al ir tras las dirigencias corrompidas y enriquecidas, se aprovechó para lesionar las conquistas laborales, algunas desmedidas, ciertamente. En este proceso de desmantelamiento sindical, se estableció un nuevo marco jurídico laboral, el cual fue posible, precisamente por el debilitamiento de los sindicatos, todos blanqueados a base de canonjías a los dirigentes. Ahora le toca al SNTE, sindicato aliado en ese camino, cuando puedo ser el paladín de la defensa de las conquistas laborales de los trabajadores mexicanos. Sabe la dirigencia del SNTE, que la Reforma Educativa es en realidad una Reforma Laboral particular, contra los derechos de los trabajadores de la educación. El mello del asunto está en un solo término: la evaluación para la permanencia. Por eso, aprobada la Reforma, se modificará el Reglamento Interno de las Condiciones de Trabajo de la SEP, ajustándolo al contenido en la Reforma Laboral. Así las cosas, hay aquí una lección: ¡Siempre, las traiciones, se revierten!
Desde entonces, -y este fenómeno tiene claros ejemplos en los países europeos ya vencidos en la lucha de resistencia de los estudiantes y trabajadores; naciones que están en el torbellino de las crisis educativa, laboral y por supuesto económica, donde los gobiernos rescatan a los capitales privados a costa de sacrificar salarios, prestaciones sociales, condiciones de vida y de trabajo de la población-, se ha avanzado en el quebrantamiento de una condición excepcional, provocada por el corporativismo sindical, creado por los gobiernos de la post revolución mexicana. Entonces, para que los capitales extranjeros hicieran y deshicieran a sus anchas, era necesario, primero: someter o eliminar a los capitales nacionales y a las “empresas obsoletas”, (no competitivas fue y sigue siendo el término); luego: deshacer el poderío de los sindicatos. La corrupción fue la vía para ir eliminándolos del camino; una corrupción propiciada y alimentada desde las esferas del poder gubernamental. Así, al ir tras las dirigencias corrompidas y enriquecidas, se aprovechó para lesionar las conquistas laborales, algunas desmedidas, ciertamente. En este proceso de desmantelamiento sindical, se estableció un nuevo marco jurídico laboral, el cual fue posible, precisamente por el debilitamiento de los sindicatos, todos blanqueados a base de canonjías a los dirigentes. Ahora le toca al SNTE, sindicato aliado en ese camino, cuando puedo ser el paladín de la defensa de las conquistas laborales de los trabajadores mexicanos. Sabe la dirigencia del SNTE, que la Reforma Educativa es en realidad una Reforma Laboral particular, contra los derechos de los trabajadores de la educación. El mello del asunto está en un solo término: la evaluación para la permanencia. Por eso, aprobada la Reforma, se modificará el Reglamento Interno de las Condiciones de Trabajo de la SEP, ajustándolo al contenido en la Reforma Laboral. Así las cosas, hay aquí una lección: ¡Siempre, las traiciones, se revierten!
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